Por Cindi Condos
Por primera vez en la era moderna, los expertos están preocupados por la posibilidad de que los niños no vivan más años que sus padres, en gran medida debido a los cambios en la dieta estadounidense moderna. Si bien la genética humana evoluciona lentamente a lo largo de las generaciones, nuestro suministro de alimentos ha experimentado una rápida transformación en los últimos 75 años. Este cambio ha presentado nuevos desafíos para nuestros cuerpos, que no están totalmente adaptados a procesar las diversas sustancias químicas presentes en muchos de los alimentos actuales. Estas sustancias pueden contribuir a la inflamación, lo que conduce a una variedad de problemas de salud graves.
Los bocadillos, en particular los más populares entre los niños, son muy preocupantes. Por ejemplo, los Hot Cheetos o Takis, que por lo regular se consumen con salsa picante, pueden irritar el revestimiento del estómago y carecen de valor nutricional que necesitan los cuerpos en crecimiento. Estos hábitos alimentarios pueden estar relacionados con problemas de salud comunes, como dolor de estómago, náuseas, falta de energía e incluso baja autoestima asociada con la obesidad, todo lo cual resalta la importancia de la nutrición para mantener el bienestar general.
Nuestras papilas gustativas se desarrollaron en una época en la que todos los alimentos provenían de la naturaleza, lo que explica nuestra preferencia natural por los dulces. En la naturaleza, los alimentos dulces eran generalmente seguros y los primeros humanos, que no siempre sabían cuándo llegaría su próxima comida, se inclinaban a comer siempre que podían. Hoy, esta comprensión nos ayuda a ver por qué ciertos bocadillos son tan atractivos: están diseñados para aprovechar estos instintos naturales con azúcar, sal, grasa y porciones más grandes. Al ser conscientes de esto, podemos tomar decisiones más informadas que favorezcan nuestra salud y bienestar.
Hacer conciencia sobre el impacto de los alimentos en nuestra salud es crucial. Es preocupante ver a niños pequeños con afecciones como la enfermedad del hígado graso, estudiantes de primaria con gastritis y adolescentes que enfrentan diabetes y enfermedades inflamatorias del intestino, muchas de las cuales se pueden mitigar con una dieta equilibrada.
La educación juega un papel clave para ayudar a las personas a tomar decisiones alimentarias más saludables. Por ejemplo, si bien los licuados pueden parecer una opción saludable, es importante comprender cómo el procesamiento de los alimentos puede cambiar su perfil nutricional. Mezclar ciertos ingredientes, por ejemplo, puede reducir los beneficios de la fibra, que es esencial para regular los niveles de azúcar y la digestión del cuerpo. Reconocer la diferencia entre los alimentos integrales y sus contrapartes procesadas puede llevarnos a tomar mejores decisiones alimentarias.
Apoyar la salud de nuestros hijos implica más que solo decisiones individuales: requiere un esfuerzo colectivo. Los padres pueden beneficiarse de la información accesible sobre nutrición, y la sociedad puede crear entornos que faciliten la toma de decisiones saludables. Cambios simples, como ofrecer solo alimentos nutritivos en las escuelas, podrían tener un impacto significativo. Con el tiempo, los niños se adaptarán a opciones más saludables si esas son las únicas opciones disponibles.
Un enfoque práctico para mejorar las dietas familiares es concentrarse en hacer las compras en el supermercado, en el área donde se encuentran alimentos frescos y menos procesados. Además, prestar atención a las etiquetas de los alimentos y optar por productos con menos ingredientes y que tengan ingredientes que conocemos puede marcar una gran diferencia.
Al priorizar la educación y crear entornos de apoyo, podemos ayudar a garantizar que la próxima generación crezca con las herramientas que necesita para llevar una vida saludable y plena.
Cindi Condos es una enfermera familiar que atiende principalmente a pacientes pediátricos que luchan contra la obesidad en MCHC Health Centers, un centro de salud local, sin fines de lucro y calificado a nivel federal que ofrece atención médica, dental y de salud conductual a personas en los condados de Lake y Mendocino.