Por Becky Salato, Superintendente, Distrito Escolar Unificado de Konocti
En muchas maneras, el comienzo de este año escolar se parece al comienzo de cualquier otro. Los maestros están dando lecciones creativas en aulas recién decoradas, los estudiantes están conviviendo con sus compañeros de clase y haciendo nuevos amigos, se están formando clubes, los equipos deportivos están buscando nuevos jugadores y todos estamos al pendiente del clima con la esperanza de que no haya otro incendio forestal.
Para mí, sin embargo, este año es un poco diferente, no por lo que está pasando aquí en el distrito escolar, sino por lo que está pasando en mi vida personal. Estoy apoyando a varios miembros de mi familia que tienen problemas médicos graves. Aparentemente, me veo igual (tal vez con más ojeras), pero por dentro me siento frágil emocionalmente y constantemente frustrada por no poder estar en dos lugares a la misma vez. Quisiera estar en Nueva York con mi madre que está enferma, pero al mismo tiempo quiero estar en mi oficina apoyando a nuestro maravilloso personal durante el inicio del año escolar.
Aunque los detalles de mi situación son únicos, mis emociones y la forma en que me distraen no lo son. Muchos de nuestros estudiantes y empleados enfrentan sus propios desafíos y distracciones. Los problemas de salud son uno de las muchas cosas que enfrenta la gente. Cuando las distracciones son menores o de corta duración, a veces podemos las podemos componer sin mayor dificultad. Pero cuando son importantes o crónicos, es casi imposible concentrarnos en la vida diaria y hacer mejor nuestro trabajo.
Todos los días, los niños de nuestra comunidad luchan de diferentes maneras que muchas veces desconocemos. Se enfrentan a la inseguridad de tener algo qué comer, por lo que el hambre les hace difícil poder concentrarse. Son testigos o experimentan violencia o están expuestos a ideas confusas y perturbadoras. Se preocupan por su seguridad inmediata porque sus padres están encarcelados o luchan contra las drogas. ¿Puede culparlos por mostrar falta de disciplina y concentración en la escuela?
Como distrito escolar, el Distrito Unificado de Konocti se dedica a brindar la preparación académica que nuestros estudiantes necesitan para seguir una carrera universitaria o profesional que ellos elijan. Cuando los estudiantes enfrentan desafíos fuera de la escuela, es mucho más difícil lograr este objetivo.
Es por eso que constantemente me escuchan hablar sobre bienestar social y emocional. Sé que para que los estudiantes alcancen su máximo potencial, deben poder concentrarse en sus estudios. Cuando un estudiante no tiene un buen desempeño académico o se comporta de una manera inaceptable, nuestra respuesta debe abarcar elementos tanto académicos como psicológicos: ¿Necesita el estudiante más apoyo académico o está sucediendo algo más? Una de las cosas más importantes que podemos hacer en nuestras escuelas es apoyar a los estudiantes para que puedan aprender a manejarse a sí mismos y a sus situaciones.
Sabemos que cuando los estudiantes tienen un adulto de confianza en sus vidas, puede marcar una gran diferencia. En la escuela, puede ser un maestro, consejero, administrador, entrenador, bibliotecario, secretario, conserje, supervisor del patio de recreo o cualquier otro. Contamos con consejeros socioemocionales en cada escuela.
Una forma de ayudar a su estudiante a tener éxito es comenzar cada día de una manera tranquila y positiva. Los pequeños cambios en las rutinas pueden marcar una gran diferencia, como hacer que los niños preparen la ropa del día siguiente la noche anterior y/o despertarse 15 minutos antes. Cuando usted, como padre, se siente frustrado, puede reducir el estrés matutino para usted y los demás respirando profundamente y utilizando un tono de voz que no implique gritar. Como padres, nuestro estado emocional no puede evitar afectar a nuestros hijos.
Antes de dejar a su hijo en la escuela, podría considerar preguntarle qué es lo que quiere hacer ese día: a quién quiere ver, qué quiere hacer. Esto les ayuda a centrarse en lo positivo. Cuando su hijo regrese a casa de la escuela, podría preguntarle qué cosas buenas sucedieron hoy y quién ayudó a hacerlo posible. La gratitud es una fuerza poderosa. Trabajemos juntos para brindarles a nuestros estudiantes el apoyo que necesitan para concentrarse y poder prosperar.