Por Dr. Lawrence Goldyn, Director Médico de Mendocino Coast Clinics
Es posible que haya escuchado la famosa frase de Jonathan Swift: “Cuando la mentira ya casi está dándole vuelta al mundo, la verdad todavía no aparece”. Bueno, esta es la historia de cómo la gente comenzó a creer la mentira de que las vacunas ARNm contra el COVID (Pfizer y Moderna) afectan la fertilidad de la persona.
A principios de diciembre de 2020, cuando la vacuna Pfizer / BioNTech estaba bajo revisión en Europa, dos personas escépticas (que no creen) de la vacuna afirmaron que la vacuna dañaría la placenta y podría causar infertilidad. Los escépticos, un médico alemán llamado Wolfgang Wodarg y ex empleado de Pfizer, pidieron a la contraparte de la Unión Europea de la Administración de Alimentos y Medicamentos que retrasara la aprobación de la vacuna. Su afirmación se basaba en esto: hay una parte de la placenta humana llamada sincitina-1, que contiene algunos aminoácidos (los componentes básicos de las proteínas) similares a los que se encuentran en la proteína de pico del SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19. La vacuna Pfizer / BioNTech funciona al atacar la proteína pico SARS-CoV-2. Los escépticos argumentaron que la vacuna no solo atacaría la proteína pico del SARS-CoV-2, sino también otras proteínas humanas, incluidas las que forman la placenta.
Suena convincente, ¿verdad? Pero no lo es. Esto es pseudociencia, especulación sin fundamento envuelta en un lenguaje científico. Sin embargo, eso no impidió que esta falsa afirmación saliera a las redes sociales, donde las personas anti-vacunas la tomaron y la difundieron por todo el mundo.
El hecho es que, cuando comparas dos secuencias de proteínas de longitud suficiente, es muy probable que encuentres cadenas de aminoácidos coincidentes. Esto no hace que las vacunas COVID vayan tras el objetivo equivocado. El inmunólogo Andrew Croxford comparó la secuencia de 1.273 aminoácidos en la proteína pico del SARS-CoV-2 con las tres proteínas más comunes en el cuerpo humano: actina, hemoglobina y colágeno. Dijo: “Si estas vacunas indujeran respuestas autoinmunes contra la actina, la hemoglobina y el colágeno, se habría visto en los ensayos [clínicos] y, créame, la fertilidad sería el menor de nuestros problemas”.
Las vacunas no atacan la placenta ni otras proteínas importantes. Esto quedó claro a partir de los ensayos clínicos y se ha demostrado que es cierto después de que se administraron millones de dosis de las vacunas a mujeres en edad fértil.
Las mujeres vacunadas contra el COVID no han tenido problemas adicionales con el embarazo que las mujeres no vacunadas. Las mujeres embarazadas fueron excluidas de los ensayos de vacunas por razones de seguridad, pero durante el ensayo de Pfizer, que incluyó a más de 37,000 personas, 23 mujeres se embarazaron, 12 de las cuales recibieron la vacuna y 11 en el grupo de placebo. Ninguna tuvo un aborto espontáneo ni informó otras complicaciones.
Para asegurarse de que estos pequeños números se reflejen en la población más grande, los investigadores han seguido los datos de V-safe, una aplicación en teléfonos inteligentes que se comunica con las personas después de recibir la vacuna COVID-19. A través de la aplicación V-safe, los usuarios pueden informar rápidamente a los CDC sobre cualquier efecto secundario de la vacuna. Más de 35,000 personas que recibieron la vacuna Pfizer o Moderna se identificaron como embarazadas e informaron los mismos efectos secundarios que experimentaron las mujeres no embarazadas.
Para verificar estos datos, el registro V-safe estudió a casi 4,000 mujeres que habían recibido vacunas en diferentes momentos, tanto antes como durante el embarazo. Estas mujeres tuvieron el rango habitual de resultados que se encuentran en cualquier grupo de mujeres embarazadas. No hubo un aumento en los malos resultados.
Lamentablemente, las mujeres no vacunadas que quedan embarazadas y contraen COVID tienen algunos resultados negativos. Tienen un mayor riesgo de enfermedad grave, ingresar a terapia intensiva, ser intubadas o incluso hasta morir a causa del Covid.
Hágale caso a la ciencia: vacúnese.